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CÓDIGO DE LOTE: A01-X016
DESCRIPCIÓN:
El espacio público se conoce comúnmente como lugares de esparcimiento, de recreación, de ocio y de descanso, lugares neurálgicos en la ciudad que proponen un sistema de conexión, el cual se presta para diversas actividades de la cotidianidad o eventos particulares. Pero al mismo tiempo es importante entender que éste en sí mismo, no es garante de la integración o de su uso permanente, por lo que la reflexión sobre él, va más allá de su ámbito y definición espacial. En nuestra historia es
común que las instituciones, empresas privadas y otros entes se encarguen de su construcción, según proyectos y modelos impuestos y poco efectivos. En contra de una definición absolutista, preconfigurada y prototipal, el espacio público que como colectivo proponemos, se basa en los principios de la identidad y la apropiación, espacios autogenerados por las comunidades, quienes lo usan diariamente y que deben sentir un nexo directo con el mismo. Propio e inclusivo.
Un espacio público en la Avenida Bolívar debe responder a toda su historia pero también al hombre nuevo, al hombre libre que la habita. Normalmente las avenidas, son vías principales, ejes de comunicación, espacios de conexión pero en el caso de la Avenida Bolívar, la misma se encuentra en detrimento de su concepto integral, en donde no se disfrutan sus espacios comunes, es una ruptura en la estructura de la trama de la ciudad y el abandono paulatino ha llevado sus espacios al caos,
el abandono y otros factores negativos que no la permiten apreciar como parte integral de la ciudad, a pesar de que algunos de los equipamientos existentes gozan de actividad y atracción.
Las intervenciones en la ciudad han sido impositivas a lo largo del tiempo, implementando modelos ajenos a nuestra cultura y con las cuales las comunidades no sienten nexo o identidad. Estas intervenciones comúnmente tienen como metodología la generación de un proyecto y su posterior construcción, por medio de procesos bien definidos: Diagnóstico, ideas principales, desarrollo de proyecto, imagen; en cambio, el presente portafolio es un manifiesto por la “Arquitectura continua” la cual se indica como el entendimiento del problema, el diseño participativo, la construcción físico-espacial del territorio, la activación social y la agitación cultural; la visión es poder construir en el tiempo, con diversos sujetos, (Comunidades, instituciones, profesionales, colectivos, movimientos culturales, entre otros), y con diversos enfoques (Políticos, culturales, sociales, económicos y ambientales), compartiendo principios constructivos y métodos de construcción desde la comunidad, con la comunidad y para la comunidad, para así lograr el cambio en la concepción de la dinámica y los procesos de construcción del espacio público.
Creemos y abogamos por la cooperación, la solidaridad, la integración, la atención y el respeto a las necesidades, la participación y protagonismo de las comunidades, la autogestión, la apropiación, el empoderamiento y el sentido de pertenencia a través del diseño participativo. Creemos que son las comunidades quienes saben y deben atender sus problemas, por lo que consideramos la propuesta, una herramienta para avanzar en este proceso de construcción física y social del territorio. Se fundamenta la propuesta en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 3: “El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución. La Educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines.”
Se propone fortalecer el sentido de pertenencia de la comunidad a través del diseño participativo y la construcción de espacios públicos con sus propias manos, para su integración, a partir del uso de herramientas transferidas a la comunidad. He allí la necesidad de la creación de instrumentos, según las palabras del Arq. Fruto Vivas: “Por ello es justo que bajo cada ladrillo o cada cimiento, el pueblo sienta que sus manos acariciaron con encanto el mundo que habrá de cobijarlo, de los ciclones, de la lluvia, del inclemente sol, porque así él se sentirá más dueño de todo con la justeza de lo mismo: que la tierra es para quien la trabaja, el espacio habitable es de quien lo crea.”
Este instrumento no tiene como enfoque servir para la construcción de un proyecto definitivo, impuesto y pre configurado, sino más bien llevar a la reflexión el cómo concebir un espacio público integral, a partir de las necesidades y deseos de la comunidad. “Es necesario crear instrumentos, domeñar la técnica al antojo de nuestras necesidades, poner en manos del pueblo los elementos para crear sus espacios tomando en cuenta su tradición, sus costumbres, su cultura” (Arq. Fruto Vivas, Reflexiones para un mundo mejor)
¿Cuales son los criterios para el diseño colectivo, para soportar actividades como el trabajo, al aprendizaje, a la transferencia y el compartir de los saberes, cuando estas actividades se encuentran “dentro” del Espacio Público?
Es importante tener en consideración que el espacio público persé, no es garante de activación ni atractor de actividades, también el hecho de que comúnmente se relacionan los espacios públicos en la ciudad, solo con el ocio y el esparcimiento, sin guardar relación con actividades productivas o educativas. Esto nos lleva a preguntarnos sobre la importancia de un espacio público con un enfoque de este tipo, que pueda ser dinamizador de actividades paralelas a las de las tradicionales aulas de
clase y fábricas, comercios y oficinas en el caso del trabajo, espacios flexibles, multifuncionales e incluyentes, que se adaptan a diferentes usuarios y posturas, donde nos asumimos seres públicos. Bajo estas premisas se proponen una serie de componentes y una metodología de construcción progresiva y participativa que puedan integrar el uso, la identidad y la comodidad de desarrollar actividades laborales y/o educativas en el espacio público. Se integran estos pequeños núcleos de activación que se clasifican por su material y su uso, que podrán ser construidos, ubicados y usados según el criterio de la comunidad en función de sus necesidades y sueños.
Se propone que varios de los componentes sean relacionados a las tradiciones venezolanas de la arquitectura tales como el “reunidero”, un espacio circular de debate, asambleas políticas o comunitarias, reuniones académicas y compartir saberes (cursos y/o talleres), y otros donde se pueda practicar estos saberes como mesas, sillas, plataformas, cubiertas, entre otros, siempre buscando en espacios confortables la activación y la agitación de la comunidad. El objetivo es el intercambio de saberes y la construcción físico-social del territorio por la comunidad y desde la comunidad para lograr fortalecer la integración de la misma. Así es como pensamos que podría resultar esto, a manera de juego, dinámico e interactivo. Siguiendo las instrucciones y las reglas del juego, aprendiendo y reinventandonos como Hombres y Mujeres libres.
¡No nos reservemos el saber, sin compartir no hay juego!
¡La comunidad debe construir!
¡Construir con sus propias manos!